La microrrobótica distópica que nos muestra Black Mirror

La nanotecnología avanza a pasos agigantados. Una de las grandes apuestas para el futuro son los insectos-robot. ¿Serán la salvación para la Humanidad? ¿Polinizarán nuestros cultivos?

El último capítulo de la nueva temporada de Black Mirror, ‘Odio Nacional’, presenta una distopía en la que la tecnología nos ha salvado de una extinción segura. ¿Cómo? Creando enjambres de abejas drones, que continúan con la misión de sus antecesoras ya desaparecidas: polinizar para que la vida continúe.

Pero como cualquier tecnología manejada por el hombre (ojo, ¡spoiler!) corre el riesgo de caer en las manos equivocadas. Un ‘justiciero’ toma el control de algunas de ellas para convertirlas en sus sicarios particulares, lo que acaba provocando una extinción humana masiva.

Parece una coyuntura muy lejana, pero la realidad es que desde 2007 la Universidad de Harvard está trabajando con el proyecto Robobee, que busca crear robots con forma de abeja para futuras polinizaciones de plantas. En la actualidad, ya tienen un prototipo con alas milimétricas que puede volar y sumergirse en el agua, pero todavía tiene que aprender a comportarse colectivamente para cumplir la misión encomendada.

Pero no todos los insectos-robot que se están desarrollando son tan bienhechores. La Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de los EEUU (DARPA), inició en 2006 a crear ciberinsectos . Uno de los proyectos financiados fue el desarrollo de una mosca robótica. Según informó entonces la revista del MIT Technology Review, el objetivo era que esta investigación condujese a la creación de «robots espía sigilosos» tanto «en los campos de batalla como en los núcleos urbanos».

La asociación ecologista Greenpeace defiende que deberíamos intentar salvar nuestro mundo antes de crear uno nuevo (ver vídeo). Debido al cambio climático, el uso de pesticidas y la proliferación de especies invasoras, la población de abejas del mundo se ha reducido a la mitad en solo 15 años. Y las proyecciones de los próximos años son incluso peores.

Pese a que a Greenpeace no le falta razón, la ciencia ha de estar preparada para las vicisitudes y paradigmas del futuro. Es tarea de todos y todas cuidar nuestro planeta y exigir a nuestros gobernantes medidas en sintonía, a la vez que la investigación y la tecnología ha de avanzar para asegurarnos el bienestar futuro (o para crear hordas de ciberabejas asesinas, el futuro dirá).